𝕊𝕖𝕓𝕒𝕤𝕥𝕚𝕒𝕟

✘ I am a vampyr. Creature of the night.
✘ Born↬16th c.┈Age↫20/500+
✘ Otherworldly─Oenophile─Outcast
✘ RP #Legacies - AU
✘ Rebekah's bloodline
❛I've lived in the golden ages of vampirism; times when vampires were not afraid to feed on humans. Feeding from the vein is the very essence of our nature. It is what makes us immortal. The very sin that you desire.❜Sebastian is one of the oldest non-Original, non-Trinity vampires alive.

Headcanon:↬ Elijah Mikaelson's adoptive son ↫

Quotes

¤ I Men trembled at the mention of my name: The Merciless.
¤ I fed on so many humans back in my day that it was no longer for hunger, it was merely sport... the cobblestones, they ran red with blood. ച
¤ Some people don't know what to do with a second chance. ച
¤ It's a cruel world and I expect nothing from it. ച

After Malivore

But the greatest destroyer of all is love—En ocasiones las respuestas ya están dichas, si sabemos escudriñar en los acontecimientos que hemos experimentado. No es un delito rogar por los que fueron, tampoco lo es soñar con lo que el tiempo nos ha arrebatado.Y es que la inmortalidad en ocasiones no se aprecia en su total sentido.La vida continúa implacable su marcha y la decisión de aprovechar una segunda oportunidad, tal vez una tercera, de esperar cada nuevo día y lo que haremos para que no pase desapercibido o entre tristeza vana, es sólo nuestra./En su duermevela,/ Sebastian había dudado esa mañana entre ir a los muelles del condado de Dare o al centro de la ciudad de Manteo, la cual había elegido como lugar de residencia tras escapar del portal de Malivore, por hallarse no tan lejana a Mystic Falls, en Carolina del Norte.Un dejo de nostalgia, quizá.Nostalgia que había pesado tanto en su ánimo cuando aquella noche en la que aún se encontraba en el mundo prisión, el bourbon quemaba su garganta mientras tomaba otro sorbo de la bebida, y sus ojos seguían fijos en el lugar de la proyección astral que Elizabeth había recreado con un hechizo, apenas durante algunos segundos.Las últimas palabras de la rubia resonaban en sus oídos, guardadas en su memoria tal como se lo había prometido, a pesar de que en un inicio él no tenía la menor intención de seguir su consejo de dirigirse al edificio de las industrias Tríada en Fort Valley, Georgia, e ingresar al portal que /tal vez/ le permitiría escapar del mundo prisión.¡De qué modo había torturado a Alaric con sus palabras, antes de ser enviado a ese mundo prisión, para proteger a Elizabeth y mantenerla lejos de él! Recordaba cada frase dicha a Alaric, acerca de controlar la mente de su hija, algo imposible de que él como vampiro lograra...Del fracaso de Alaric como padre de la rubia bruja, una y otra vez. Y de que no sería capaz de resguardarla de él, a menos de que le quitara la vida.En el presente, el vampiro lamentó una vez más haber engañado a Elizabeth para darle de beber su sangre, y tratar así él mismo de protegerla.Se lo había advertido cuando se conocieron: deberían haber mantenido la distancia.Alejó esas reflexiones y como aún era mediodía, decidió dirigirse a la zona del puerto, en aquel sitio conocido siglos atrás como la colonia de Roanoke.Mirar el mar podría calmar esa vaga nostalgia y la exaltación de sentimientos que le provocaba ahora estar en aquel pequeño pueblo, lejos de sitios y países como Grecia y España, que de cierto modo añoraba pese a haberlos conocido en una época de su vida respecto la cual no era afecto a recordar: aquella cuando tenía ocho años, cuando sus 'padres' le habían vendido a los 'honestos' tripulantes de un barco mercante.Odiaba esa vida, así que en cada puerto al que navegaban intentaba escapar. Pero la tripulación siempre lo encontraba para llevarlo de nueva cuenta al barco, ideando castigos /especialmente rigurosos/ para él.Se obligó a detener el hilo de sus pensamientos, mientras recordaba las palabras que le había dicho tanto a Elizabeth como a Landon, acerca de la crueldad del mundo hacia aquellos a quienes considera quebrantados.En sus cinco siglos de estar en el mundo, restando por supuesto aquellos en los que había estado disecado en un ataúd y entre cimientos de la Escuela Salvatore, poco habían cambiado las formas en que las personas trataban entre sí, así que Sebastian esperaba muy poco de él.-“No debo quedarme demasiado tiempo en este condado...” -recalcó en su pensamiento, casi en voz alta, sin atreverse a reconocer el verdadero motivo que lo había decidido a elegir escapar de Malivore y después dirigirse al antiguo asentamiento de Roanoke.Y es que el primer lugar donde deseaba estar, elegido después de la plática con el Nigromante al escapar del pozo de Malivore, y a sabiendas de que tal vez sería borrado de los recuerdos de quienes había conocido recientemente en Mystic Falls, era aquel.Aquello, luego de que el acuerdo con aquel ser que deseaba erigirse como sucesor de Malivore fuera aceptar borrar de su memoria la existencia de Cassandra, hasta que pudiera recuperar el colgante con el que Hope Mikaelson derrotara al homicida monstruo Croatoan.Con la intención de continuar distrayendo sus pensamientos, caminó recorriendo la zona de comercio naval, punto de entrada de mercancías curiosas y únicas que llegaban de diferentes puntos del mundo, y que ciertamente a más de uno causaban grata sorpresa. Tal era la magia de los puertos, aún en el presente.Llevaba así un rato paseando entre los vendedores ambulantes, charlatanes, marineros y personajes propios del lugar, cuando distinguió a una mujer sentada sobre una alta maleta.Era imposible no fijarse en ella... con ese vestido blanco que la hacía destacar entre el panorama habitual de los muelles.Como en un trance, se acercó con la galantería propia del caballero que jamás dejaría sola a una dama en un lugar como los 'docks'.Ella acomodaba su sombrero y ese femenino gesto hizo imposible que observara a lo lejos su rostro: caminó hacia ella con gran curiosidad y miró cuando un soplo de viento arrebató de sus manos el elegante tocado.Con un instinto de reacción totalmente contradictorio a la imagen que proyectaba la mujer ataviada con el delicado vestido blanco, ella alzó la tela inferior de la prenda para evitar tropezar y comenzó a correr velozmente en dirección al mar, tratando de que el femenino adorno no se perdiera.“Si con tal presteza ha ido a buscar ese accesorio, debe ser muy importante para ella”, pensó, mientras a su vez corría, sin utilizar su cualidad de sobrenatural, para alcanzar el sombrero arrastrado por el viento; pero ya era demasiado tarde, y el delicado tocado estaba a punto de caer al mar.No lo pensó dos veces, y de su costado izquierdo tomó la daga, con azul zafiro y ámbar incrustados, que por reciente costumbre llevaba consigo; la lanzó entonces, para depositar únicamente la afilada punta en una de las alas del sombrero y evitar que éste siguiera su camino hacia el mar, esclavo del viento.No falló, por supuesto, y luego de retirar apresuradamente el objeto metálico para esconderlo entre su ropa, tomó el sombrero del piso y comenzó a sacudirlo, concienzudamente; el color blanco ya no era impecable, y estaba manchado en sitios con sombras grises.'Ella' llegó en ese momento. Su actitud le hizo recordar ese sentimiento que embarga al viajero cuando llega a un lugar desconocido por primera vez, sin más equipaje que un objeto físico, como una maleta, pero con todos los sentimientos que le han acompañado durante la travesía, buenos o malos, exacerbados. Y cuando finalmente uno desembarca, o baja del tren o se apea del medio de transporte utilizado, un panorama de posibilidades se abre ante nosotros.Puso enseguida el sombrero en las manos de la joven, mientras ella agradecía el gesto, sujetando el objeto con firmeza.El vampiro tuvo entonces el tiempo necesario para observarla de perfil, entre los intervalos del viento que despeinaba su cabello. Era como brisa fresca. Como ese viento que le había arrebatado el sombrero momentos antes.Dedicándole una sonrisa, Sebastian se disculpó con la mujer por no haber sido más veloz y evitar que el accesorio se ensuciara.Cuando ella levantó la vista, pudo observar su rostro a placer, mientras el viento continuaba soplando sin cesar y revolvía hebras de oro bruñidas al sol.El inicio de adorarla /nuevamente/ fueron sus ojos, la mirada que lograba que la paz se hiciera inquieta y el silencio se hiciera bullicio, derrumbando las fronteras del ocaso, y saciando de calma a la mar.Y su cuello. Su largo y grácil cuello era un poema...La respuesta estaba dicha, incluso antes de que él mencionara el nombre de la mujer que tenía frente a sí en su sueño-pesadilla, merced a lo que el Nigromante había prometido ocurriría una vez Hope, la tríbrida, le entregara el colgante con el que había derrotado al monstruo Croatoan, convocado por la magia de una poderosa bruja, sin nada que ocultar y sin engaño en su corazón.—↬ En la actualidad, la vida de Sebastian se complicaría aún más cuando descubriera la identidad de su padre adoptivo: Elijah Mikaelson. ↫〔I lost my soul when the curtain dropped.〕

Relocation

Open the doors—En sus cinco siglos de estar en el mundo, restando por supuesto aquellos en los que había permanecido disecado, en un improvisado ataúd y entre cimientos de la Escuela Salvatore, poco habían cambiado las formas en que las personas se trataban entre sí, preponderando la crueldad hacia aquellos a quienes se considera quebrantados, así que Sebastian esperaba muy poco del mundo moderno.Luego de vivir algunos meses en Carolina del Norte, en el antiguo asentamiento de Roanoke, actual condado de Dare, en donde había conocido a Cassandra -tras escapar del mundo prisión y después del trato con el Nigromante-, tal vez una gran metrópoli, Nueva York, podría ser una opción a considerar como un sitio para comenzar ambos una vida totalmente diferente.Cierto es que su mudanza no fue complicada, siendo tan escasas sus posesiones, y días después de tomar la decisión, estaban ya en la ciudad que era conocida como "La gran manzana". En la soledad del nuevo alojamiento y en esa noche de celebración de su llegada, las llamas doradas y azules de un único candelabro en el cuarto se avivaron con una repentina corriente de aire, e iluminaron las páginas del cuaderno que el vampiro hojeaba.Entre las hojas de papel estaba una imagen que debía su existencia a la magia que provocaban diminutos cristales de haluros de plata: la fotografía de la persona que impulsaba a Sebastian a no desperdiciar /por tercera ocasión/ aquella nueva oportunidad de "vida". Cassandra Blake.—

Trama EN PAUSA:[Tal como está implícito en el monorol relativo a Malivore, Sebastian y Cassandra no recuerdan su pasado en Roanoke; para que eso suceda, el Nigromante puso como una de las condiciones a Sebastian que Hope, la tríbrida, le regresara el colgante con el que había derrotado al monstruo Croatoan, convocado por la magia de una poderosa bruja, sin nada que ocultar ni engaño en su corazón.]


Trama #𝐓𝐕𝐎𝐋
Crédito: @Regrettingred
— "... Mientras tanto lo mismo pasaba en un barrio, donde había música sonando todo el día. El arte era algo que siempre estaba en cada día de aquel barrio aunque parecía que una tiniebla había devuelto a la vida a dos de los seres más peligrosos, además que a muchos otros más. Allí, en una casa grande, estaba alrededor de un fuego la familia más temeraria y peligrosa de la historia. Los Mikaelson. Estos estaban recibiendo a dos de los que antes habían muerto hacía años. Niklaus Mikaelson y Elijah Mikaelson. Ellos dos habían sido los primeros de una larga lista de seres que habían vuelto a la vida.
New Orleans estaba siendo otro de los sitios con más de estas personas junto con esta extraña historia, pero ¿qué pensarían los humanos sobre estos lugares tan peculiares? Ellos sólo querían sobrevivir.
No entendían por qué la gente que hacía años había muerto, estaba viva ahora." —